Secretos de la sonería

Desde un principio el reloj ha ocupado un espacio público que le ha dado notoriedad en los quehaceres cotidianos. Presente en las torres, marcaban las horas dando un servicio a la comunidad, que giraba en torno al repique de sus campanas.

Apenas existían relojes en las casas, eran caros y unos pocos artesanos atesoraban el conocimiento de su manufactura, por lo que era importante transmitir la hora más allá de donde la vista alcanzara. Las campanas existían antes que los relojes, y rápidamente se incorporaron al mecanismo de estos artefactos. El sonido viajaba entre los edificios y a través de campos y valles. Esta novedad se incluyó en los relojes de sobremesa. En 1676 Edward Barlow ideó un sistema de sonería para los relojes de sobremesa. Una década después adaptó su invención a un reloj de bolsillo. Los cuartos y las enteras funcionaban mediante botones diferentes. Daniel Queres perfeccionó el sistema usando un solo botón para ambos toques, por lo que el rey Jacobo I le otorgo la patente del sistema. En el reloj de bolsillo el tamaño impedía la utilización de la campana tradicional, ya que resultaba demasiado grueso. A finales del siglo XVIII se sustituyó la campana por el gong, que es un anillo de acero templado abierto y sujeto con tornillos y montado alrededor del movimiento, con lo que se puede reducir considerablemente el grosor. Los gongs se montan normalmente por pares para ofrecer la posibilidad de dar diferentes tipos de campaneos. Al movimiento normal de un reloj se le añadió la complicación de la sonería por demanda. Esto quiere decir que presionando un botón activaremos el tintineo.

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Tipos y Regulación

Hay diferentes tipos de sonería. De horas y cuartos o completa, que marca las horas, cuartos y minutos. Ambas son por exceso. La completa da exactamente la hora que marcan las manecillas.

El sistema de sonería funciona mediante un barrilete aparte del movimiento. Se remonta cuando presionamos el botón. La regulación de la velocidad del campaneo no se produce por frenos aerodinámicos, como en los relojes de sobremesa, ya que no habría espacio para ello, se consigue mediante diferentes mecanismos. Los más extendidos son los que aumentan el par, y en menor medida, mediante un rodaje que regula la velocidad, parecido al clásico de sobremesa pero sin su último elemento, el verterón. Algunos autores comentan, que este sistema, es regulable de velocidad, puesto que el piñón último, gira sobre un buchón excéntrico con saja para poder girarlo y aumentar o disminuir la penetración de sus dientes. Pienso que esto es incorrecto, pues la posición adecuada de rodadura es única, y que las demás pueden dañar el mecanismo con el paso del tiempo. Este buchón está pensando, a mi entender, para facilitar la construcción del mecanismo. Ya que la precisión de la distancia de los centros, para piñones tan pequeños, era difícil o superaba la precisión de medición de la época. Es más fácil para el montador buscar la profundidad óptima una vez montado el mecanismo y además puede rectificar. Hay que tener en cuenta que el micrómetro lo inventó Antoine LeCoultre, en 1844, para mejorar su manufacturas relojeras. El freno por aumento del par es bastante más bello aunque su construcción es más delicada, resulta más sencillo y eficaz. Por lo general, son dos bolas que se deslizan hacia el extremo de un aspa según va aumentando su velocidad hasta que llega un punto que la velocidad y el desplazamiento no aumentan. La forma de dar las campanas ha ido variando hasta hoy en día, cuando se buscó el sistema que economizara cuerda y que fuera fácilmente entendible. En los relojes de bolsillo de sonería completa, las horas suelen preceder al toque de cuartos y éste a su vez con los minutos.

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El Sistema de Sonería

Hay diferentes tipos de sonería. De horas y cuartos o completa, que marca las horas, cuartos y minutos. Ambas son por exceso. La completa da exactamente la hora que marcan las manecillas.

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El cómputo de número de campanas a dar se realiza mediante una rueda de ?programa? llamada rueda de caracol; esta gira de forma directa o proporcional al número de manillas, está formada por pequeños escalones con mayor distancia al centro que el que le precede, cada escalón corresponde a un número determinado de campanadas. El cañón de minutos monta la rueda de caracol que marcará los cuartos y también monta la rueda de caracol de minutos cuando es sonería completa. Las horas están separadas y son movidas por el paso del caracol de cuartos. Es una rueda de caracol solidaria a una de estrella. La rueda que marca los minutos está dividida en cuatro pétalos correspondientes cada uno a un cuarto y cada uno tiene un máximo de 15 escalones, de tal forma que para dar las 2 y 18 la sonería completa daría dos toques de horas un ?bin ban? del primer cuarto y tres toques correspondientes a los minutos que excede del primer cuarto. La sonería funciona pulsando mediante una uñeta, botón o una extensión de la corona, que carga un muelle y a la vez baja las palancas para que se encuentren con las ruedas de caracol.

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El muelle que activa la sonería tiene que tener una tensión inicial para darle una uniformidad al funcionamiento. Al dejar de pulsar el mecanismo la sonería empieza a sonar. Los mazos que golpean los gongs son movidos por los rastrillos de las palancas que palpan las ruedas de caracol. En la relojería gruesa estas palancas y rastrillos suelen caer por la acción de la gravedad. Pero en un reloj de bolsillo se les hacen funcionar con muelles y palancas que obligan la caída sobre los puntos adecuados, sea cual sea la posición de la máquina. Los mazos están sujetos por dos palancas, para que al moverse el reloj no suene con el movimiento y que cuando se activen la percusión sea la correcta para que se produzca un sonido suave y armonioso. Son mecanismos ingeniosos y bellos, que además se han construido con esmero, dándoles la calidad que merecen. Se utilizan los pulidos al ?negro? y los cantos vivos denotan la perfección del mecanismo de acero. El acero está templado a una gran dureza, resistente al uso indefinidamente, sobre todo si se engrasa y revisa con regularidad. Mecanismos de una época en la que eran tecnología punta fabricados por gremios, un conjunto de trabajadores especializados que llevaban a la práctica las invenciones de los maestros relojeros. Cada vez que reparo uno, aun conociéndolos, me sorprende la elegancia de su construcción y que suene su sonería dando perfectamente la hora.

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